La enorme carga emocional de las parejas infértiles las vuelve fácil presa de mitos o creencias no fundamentadas que interfieren con su diagnóstico y tratamiento.

Es necesario analizar algunos de los más frecuentes mitos alrededor de ello y proporcionar información adecuada que permita disipar prejuicios como:

• La creencia de que una mujer no se embaraza por ser muy aprensiva o nerviosa. La ansiedad puede causar falta de ovulación, pero esto debe demostrarse. También puede interferir con la frecuencia con que se realizan actividades sexuales, lo cual debe documentarse. Ya que el mito de que no se logra el embarazo por exceso de nervios, lleva a soluciones como tranquilizarse, tomar vacaciones y una serie de recomendaciones que retrasan más un tratamiento adecuado y por otro lado aumentan la carga emocional existente.


• Considerar que para lograr un embarazo se deben tener relaciones sexuales en el momento exacto cuando ocurra la ovulación. Esta suposición no toma en cuenta la vida media de óvulo ni de los espermatozoides, así como la capacidad del cuello del útero o matriz para servir de almacenamiento de los espermatozoides durante varis horas y permitir su liberación poco a poco. La creencia equivocada que solo se logra el embarazo si se tienen relaciones en el preciso momento de la ovulación ha incrementado las tensiones de las parejas infértiles y contribuido a que el acto sexual en lugar de ser espontáneo y natural se transforme en una tarea por cumplir y obligue a las parejas a abandonar cualquier actividad para intentar el embarazo cuando el método de moda para detectar la ovulación lo indique. Como es de suponer, esto es una tortura para la mayor parte de las parejas, que con justificada razón, por ello, abandonan el tratamiento o lo posponen por lapsos prolongados.


• Adoptar un niño para resolver temporalmente el problema emocional de la pareja y luego con mayor tranquilidad buscar el embarazo. Es falso que esto aumente la fertilidad de las parejas infértiles y además la adopción de un niño es un proceso muy serio que debe sopesarse en todos sus aspectos antes de intentarse, por otro lado tiene indicaciones muy precisas, entre otras en aquellas parejas que no pueden concebir con óvulos o espermatozoides propios o la mujer carezca de útero o matriz para llevar a cabo un embarazo.


• Creer que se aumenta la fertilidad con la administración de medicamentos que induzcan ovulación a pacientes que ovulan, o inseminaciones sin indicaciones. Esto puede alterar la ovulación normal y favorecer la aparición de embarazos múltiples con serias consecuencias. No esta justificado prescribir medicamentos a menos que existan indicaciones específicas para ello. De la misma manera no se debe administrar hormonas tiroideas a pacientes sin falla en la función de la tiroides.


• Creer que intervenciones quirúrgicas como dilatar el cuello de cerviz favorece la entrada de los espermatozoides o que modificarle la posición a un útero desviado mediante operaciones que suspenden el útero. Esto se corrige normalmente con cambios de posición en las relaciones sexuales y las operaciones favorecen la formación de adherencias que pueden agravar la infertilidad.


• Clasificar como infantiles los úteros pequeños y atribuir a esto la infertilidad o el que se presenten abortos, ignorando la enorme capacidad del útero o matriz para expandirse. Por esta misma razón, medicamentos para aumentar el tamaño del útero tampoco están indicados.


• El creer que los modernos métodos y tecnologías de reproducción asistida resuelven cualquier problema y es mejor su utilización que los métodos convencionales. Siempre debe intentarse lograr un embarazo con las técnicas menos agresivas y reservar éstas para casos con indicaciones específicas. Por otro lado, aún la reproducción asistida tiene limitaciones en casos con muy mal pronóstico, lo cual no va de acuerdo con la falsa creencia de que se puede solucionar todo.

“En síntesis, ya bastante difícil es el camino que tienen que recorrer las parejas infértiles para agregarles piedras como los mitos, prejuicios o supercherías que les dificulten su más preciado anhelo el lograr un hijo.”