Una de las situaciones más difíciles de afrontar para las parejas que aún no han podido tener hijos, es lograr el embarazo pero perderlo después en forma repetida por abortos.

Al notable desgaste emocional que implica el no lograr tener hijos, hay que agregar la pérdida de la ilusión que da una prueba de embarazo positiva cuando sucede otra vez un aborto.

En la mayor parte de los casos no se obtiene una explicación convincente de cual fue la causa de ello y la impotencia es mayor cuando esto se repite. Es común perder la confianza en el médico tratante y buscar otras opiniones. En especial cuando atribuyen el aborto a causas que sienten su médico no atendió. Aunque con frecuencia se sienten apenados por abandonar a su médico y no se atreven a solicitarle los resultados de los estudios practicados, ni un resumen de su caso que sirva a quien va a emitir una segunda opinión.

A la desazón que implica el cambio de médico, se agrega la desconfianza cuando éste solicita exámenes que ya le habían practicado o cuando no le da importancia al problema aconsejándoles que se relajen, que tomen unas vacaciones o medidas generales como ejercicio y vida sana. También cuando no les efectúa exámenes, las explicaciones que les da no les convencen y no les propone un plan aceptable de manejo.

Cuando un aborto se presenta en más de una ocasión las causas pueden ser muy variadas, Pueden radicar en la mujer, en el hombre o en ambos. Para determinarlas es necesario que en este período la pareja no se vuelva a embarazar puesto que eso impide realizar todos los estudios requeridos y es posible un nuevo aborto con consecuencias devastadoras.

Una evaluación completa de los dos, con historia clínica meticulosa y exámenes pertinentes, permite detectar la causa o causas del problema e instituir tratamientos específicos que mejoren el pronóstico en un siguiente embarazo. La mayor parte de las veces el origen del problema no es evidente y se vuelve aparente solo después de una investigación exhaustiva.

“Es indispensable conocer en la historia, si hubo embrión, si había latidos cardiacos, si se efectuaron estudios al material obtenido con un legrado, etc.”

En las mujeres que abortan en forma repetida son comunes las alteraciones hormonales e inmunológicas como las tiroideas, hipofisiarias y suprarrenales, así como la formación de anticuerpos entre los que predominan los antifosfolípidos. Causas menos frecuentes son las infecciosas o las anormalidades en el útero o matriz, como tabiques, tumores o incompetencia del cuello. En el hombre la mayor parte de los problemas se refleja en la calidad y cantidad de los espermatozoides, por lo que un estudio del semen proporciona mucha información. Si el resultado es anormal, las causas pueden ser hormonales, infecciosas o vasculares como el varicocele. En muy raras ocasiones los abortos se deben a causas genéticas o hereditarias pero cuando se sospechan se requiere un cariotipo de la pareja y si es posible del material obtenido en un legrado.

Los tratamientos para este problema varían según la causa, con medicamentos distintos para los problemas hormonales, infecciosos o inmunológicos y con operaciones para alteraciones en la matriz o en el cuello de ella, o en varicoceles de los hombres. Entre las operaciones más comunes de ellas están el quitar tumores benignos, tabiques y adherencias que distorsionen la cavidad de la matriz. En muchas ocasiones esto puede realizarse con intervenciones sencillas como laparoscopía o histeroscopía que son de mínima invasión y rápida recuperación. Si el problema esta en el cuello de la matriz se requiere un cerclaje para corregirlo, que al igual que la operación del varicocele también es muy simple.

En síntesis, cuando se presentan abortos repetidos, con los avances médicos el pronóstico no es tan sombrío como antes, aunque se necesita una evaluación cuidadosa para determinar la causa o causas del problema para poder efectuar tratamientos específicos que mejoren las posibilidades de lograr un hijo sano.